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Locación
Astrágalo de Weston, el Peregrino[]
Su compañero de viaje le aseguró que le esperaría en el siguiente refugio, a tan sólo una jornada de distancia. Cuando Weston llegó al día siguiente, no hubo nadie allí. Al siguiente, tampoco.
Temido por sus paisanos, Persian asaltaba caminos sin distinguir entre ricos o pobres, y siempre en solitario. El día que llego moribundo a Albero absolutamente nadie se apiadó de él.
Fuesen ejecuciones o azotamientos, Barock siempre estuvo ahí para pregonarlos a viva voz, pero su voz se fue rompiendo cuando día tras día tuvo que anunciar las sentencias de toda su familia.
Zicher, el “Maestro Cervecero”, dio innoble fama a su monasterio elaborando la cerveza más famosa del reino. Una noche, las llamas de un incendio elevaron su leyenda a los cielos.
Lo buscaron durante días hasta que dieron con los restos de Mark en el bosque. Desde entonces circulan rumores sobre demonios a lomos de cabras voladoras, venidas de otras tierras.
Se cuenta que Daniel apareció dentro de un castillo. Vociferaba estar poseído por una sombra cuando dormía y también haber mantenido relaciones carnales con engendros del subsuelo.
Popular entre el Obispado, June Sayers sedujo y rompió la voluntad y el voto de castidad de gran parte del sacerdocio, pero su inmunidad terminó cuando cayeron las primeras cenizas.
Karpow, apodado “el Osado”, fue un temido cazarrecompensas al servicio del obispado de Cvstodia. Karpow tenía un apreciado lema: “despréndete de todo y no tendrás nada que perder”.
Rysp Scrimshaw era conocido por sus temerarios paseos nocturnos por el bosque. Él decía que le ayudaban a pensar en lo que había “más allá”, más allá incluso que las Altas Voluntades.
El artesano Martinus Hafnia fue injustamente acusado de vender cuerdas quebradizas y sentenciado a ser ahorcado con una de sus propias creaciones. Ese triste día recuperó su honor.
Aprovechándose de una bula pontificia, Vukelich fue sorprendido sustrayendo un libro prohibido sobre conocimientos arcanos. Sus manos no volvieron a escribir desde ese día.
Enfermero y amante de los gatos, McMittens salvó incontables vidas, fuesen humanas o no. Por no soportar salvar a quienes no mostraban respeto por la vida, dio fin a la suya propia.
Senex pasó toda una vida huyendo del dolor, provocando más y más sufrimiento a su atormentada alma. Sólo cuando aceptó el dolor como parte de su vida encontró sentido en ella.
Ashgan buscó desesperado respuestas a su credo a través de la tortura, condenando para ello incluso a miembros del sacerdocio. No halló más que arrepentimiento en sus actos.
Sébastien Wodja vivió rodeado de Marionetas. Para él eran como su familia. Sus gritos marcaron la noche en la que desapareció entre las llamas de su teatro exclamando: “Os prohíbo que os mováis”.
El sobrenombre de “el Carnicero” no se debía a su profesión, sino a sus sanguinarias aptitudes para el combate como soldado. Ni siquiera la corrupción pareció alterar su trastornada personalidad.
Con su ancha sonrisa y agradables maneras, Nicodemus Tarradas nunca negó refugio a nadie en su iglesia. El Hallazgo de una pila de huesos en la sacristía reveló sus verdaderas intenciones.
El herrero Brendan Hodges forjó algunas de las armas más bellas de Cvstodia, portadas por la mismísima Legión Ungida. El destino quiso que fuese una de sus armas la que le diese muerte.
Apenas se conocen detalles de su origen, pero quienes se cruzaron en su camino luego aseguraban que Rikusyo portaba un pequeño y extraño plato luminoso que emitía una luz débil.
La belleza de su obra inició un fuerte debate en el seno de la iglesia. Se ordenó que ninguna representación podía ser más bella que la vida misma. La colección de Dryden fue requisada y él, olvidado.
Kahnnyhoo, aunque torpe, supo aprovechar su aspecto alegre y jovial para embaucar a mercaderes y clérigos con la intención de darles muerte y robarles sus pertenencias.
Tequila no era un orfebre común: las osamentas eran la base de su creaciones y los cráneos enjoyados su especialidad. Su última voluntad fue convertirse en la pieza más bella de su colección.
A diferencia de otros inquisidores, Lasser mostró una inusitada indulgencia hacia los acusados, llegando incluso a detener ejecuciones. Su debilidad le llevó a la excomulgación y al destierro.
Aralcarim trabajó de archivista en la “Biblioteca de las Palabras Negadas”. Su elevado interés por los escritos de Cvstodia antes de la aparición del Retorcido le costó el destierro.
Dedicó toda su vida a buscar un misterioso totem. Este testimonio probaría la existencia de un castillo imposible construido bajo el mar, protegido por sus incesantes olas.
Brannon Joshua Mollins cavó las tumbas de cientos a lo largo de su vida, ya fuesen amigos, familiares o enemigos… pero cuando comenzó el caos, no quedó nadie para devolverle el favor.
Miriam Barto sabia qué era necesario para alcanzar el éxito, pero el destino es impredecible. Pese a que una terrible enfermedad acortó su vida, su legado fue eterno para quienes la amaron.
William Graph dedicó su vida a exponer a charlatanes y evangelistas embusteros. Incluso puso en duda la santidad de ciertos miembros de la iglesia de Cvstodia. Su herejía no obtuvo perdón.
Zeth Corsica fue sentenciado a cadena perpetua en régimen de aislamiento absoluto. Murmuraba constantemente algo sobre unas voces en su cabeza. ¿Fue una de ellas la que le empujo al suicidio?
Victor Hernández fue elegido para liderar una expedición con el fin de “civilizar” pueblos bárbaros. Fue sentenciado por herejía cuando sugirió que Cvstodia era el más incívico de los lugares conocidos.
La obra del poeta John Clark Helzer tuvo un triste éxito póstumo, especialmente su “Poema a la Hoja Roja”. Dicho poema fue encontrado junto a su cadáver, seccionado por un árbol caído.
La Legión Ungida contó entre sus filas con Sabnock, guardián y portador del Sello del Retorcido. Protegió con fiereza las puertas de la ciudad, incluso tras alzarse el caos.
Fundador de la “Biblioteca de las Palabras Negadas”, este sacerdote fue conocido con el sobrenombre de “el Oscuro”. Fue sorprendido practicando la hechicería, rodeado de escritos paganos.
Rechazado por su familia, por su pueblo e incluso por otros leprosos, Fierce solo encontró consuelo en el eco que su voz le devolvía cuando se refugió en los túneles del Aljibe Profanado.
Su odio por las personas fue tan grande como su amor por los animales. Cuando le ordenaron ejecutar a un perro que había mordido a un obispo, Carlos se negó por primera y última vez.
Cvstodia recuerda con admiración la figura de Vitas Varnas. No solo inspiró la vida de sus gentes a través de sus altruistas acciones, sino también gracias a sus inspiradoras palabras.
Joel siempre robaba para ayudar al prójimo. Un día arriesgó demasiado y fue sorprendido robando la estola enjoyada del mismísimo Pontífice. Nadie jamás sufrió una tortura mayor en Cvstodia.
Alsahli nunca creyó en la autoridad de la Santa Sede de Cvstodia. Aseguraba incluso haber conseguido contactar con las Altas Voluntades por cuenta propia: “Ser fervoroso, ese es el secreto”.
Jeremiah Schweiger acabó con la vida de miles de reos durante décadas, confiando en que su labor era sagrada. Cuando la duda invadió su mente, el arrepentimiento lo devastó.
Injustamente sentenciados a la hoguera por orden del Inquisidor Ashgan, la familia de Tyrant Yeager se convirtió en ceniza. Cegado por la venganza, forjó un anillo con dichos restos que se cree maldito.
Soñó durante toda su vida con confeccionar bellos ropajes para la nobleza, pero ya cercano al día de su muerte, lo único que había tenido la oportunidad de tener fueron sambenitos.
Los inquisidores detestaban la música ya que inducía a la euforia. Koke creyó oportuno dedicar una satírica tonada a estos presbíteros en público. Su ejecución procedió a la prohibición total de la música.
Conocido por sus habilidades en el juego, muchos creían que la suerte dude John Von Gammerramindz fue guiada por las Altas Voluntades. El día que terminó su suerte, su vida hizo lo mismo.
Allá donde tañe una campana en Cvstodia, su sonido debe su existencia a Lindquist. Este forjador nunca llegó a ver su obra magna concluída, la cual recibe el nombre de “Jondo”.