Globo ocular forjado en oro, arrancado de la cuenca de una bestia de las profundidades. El Traidor fue desterrado de este mundo, condenado a recordar la verdad que se había atrevido a contemplar. Uno de los ojos fue entregado a la mar y nunca más se supo más de él, mas las aguas que lo engulleron se tornaron cementerio de todo navío que osara surcarlas.
Recibido al derrotar a Sierpes. Debe ser entregado al Cuarto Rostro.
Leyenda[]
Maldita seáis. Maldita sea vuestra sombra bajo las aguas oscuras que se retuerce anudada en extraños jeroglíficos, maldita sean vuestras escamas blancas que reflejan las luz pálida de nuestras lunas. Maldita sean las joyas que os adornan vuestras nucas sin forma. Y maldito sea el Ojo, vuestro ojo de oro que llama a hombres y a tormentas a morir ante vos.